22 enero 2009

Tiempo después...

Estimados lectores [dos puntos]

Ya tengo tiempo nuevamente [punto] Tenía algunos temas pendientes que deseaba desarrollar pero [coma]súbitamente[coma]encontré que no se llevaban muy bien con mi nuevo tiempo libre [punto y aparte]

A raíz de la discusión que se generó por esta discordia[coma]mis palabras tomaron sus maletas llenas de ropa de palabras y se fueron en la madrugada [punto] Les he escrito amorosamente para que vuelvan [coma] pero a veces son muy orgullosas y la verdad no sé cuándo querrán volver [punto y aparte]

Así que este blog quedará vacío hasta próximo aviso [punto]

Adriana

Post Data. Si las ven por ahí díganles que las extraño mucho[punto]

12 enero 2009

Inconvenientes...

El inconveniente de todo esto, querido mío, es pensar en tí antes de poder decirte con la mirada que pienso en tí. Escasas semanas no te han borrado y, por el contrario, mi desfachatez te encuentra una y otra vez. Por eso, si pasas por aquí y una corazonada te susurra al oido que en este lugar varias letras te pertenecen, no dudes en tomarlas y guardarlas en tu memoria, para que cuando vuelva a verte no te sorprenda lo que gritan mis ojos y el hecho de que no pueda esconder mi irremediable sonrisa...

10 enero 2009

Blogs, libros y sueño

¡Esto de tener blog es verdaderamente divertido! Los escritores aficionados como yo encontramos un espacio para publicar sin censuras todo lo que nos venga en gana, lo cual es bueno para la quimérica estructura de libertades que tanto se promulga y una auténtica pena para las letras en general. Uno no tiene que pasar por los complicados procesos de edición y publicación de libros (o artículos), simplemente te sientas en la computadora y dejas que las ideas fluyan hasta la punta de tus dedos y comienzas a teclear. Cinco minutos, media hora, cuatro horas ¿qué importa? de repente finalizas tu post y, si eres delicado con tus textos le das una repasada y corriges lo que te desagrada, si no, te saltas al siguiente pasó y presionas el botón virtual de "Publicar entrada" y ¡wow! en un zipi-zape está tu escrito publicado, al acceso de todo aquel que tenga una computadora (y que se encuentre por casualidad, curiosidad o convicción en el blog).

¿Resultado? A menudo una redacción pésima, que quizás no lo sea tanto como la ortografía o, aún peor, el contenido mismo del blog. Ni modo, así es esto de la libertad.

Para fortuna de los lectores, también está la libertad de la no lectura, así que si de repente encuentran este blog y no llena sus espectativas, les recomiendo leer, por ejemplo, el libro de Samuel Becket Esperando a Godot, que en realidad es el ¿libreto? para una puesta en escena. Divertidísima, abusrda y de esas que te dan materia para reflexionar.

En mi caso, a estas altas horas de la madrugada (01:08 pm), tengo que escribir un comentario del libro y, a pesar de que me ha gustado tanto, no se me ocurre qué escribir ¡Tan contenta que estaba! Libre de las presiones universitarias de tener que redactar algo inteligente y que satisfaciera mi gusto, digamos, estético (aunque el término no es muy apropiado para lo quiero expresar).

Como sea, aquí ando pensando en otras cosas y personajes de la vida real, en sus tristezas, en sus palabras y en el día en que pueda encontrármelo otra vez... en lugar de idearme una buena reseña del mentado libro... que es bueno, por cierto. Ya lo había dicho ¿no es así?

Beckett

-Entretanto, intentemos hablar sin exaltarnos, ya que somos incapaces de callarnos
-Es cierto, somos incansables
-Es para no pensar
-Tenemos justificación
-Es para no escuchar
-Tenemos nuestras razones
-Todas las voces muertas
-Hacen ruido de alas
-De hojas
-De arena
-De hojas
[...]- Hablan por todas a la vez
- Cada cual para sí
- ¿Qué dicen? [...]

Siempre encontramos algo que nos produce la sensación de existir.

Samuel Beckett, Esperando a Godot

01 enero 2009

32 de Diciembre de 2008

Y no es que me resista al "cambio de año" pero supongo que si la gente anhela con tanta vehemencia algo nuevo, sin darse cuenta de que cada día, hora, minuto y segundo son nuevecitos y están dispuestos para ser estrenados, un 32 de diciembre sería más "nuevo" (nuevo, como un modelo de celular, un vestido o una consola de videojuegos) que el viejo y trillado primero de enero que la gente recibe con tanto festejo. Sería como lo “in” y el más reciente método segregativo contra los ignorantes del “32 de diciembre”.

      Es que…

      Todo esto es sobre el tiempo, el cual, por pura coincidencia, se me ha presentado como tema de refelxión en estos días. Ya saben: fotos, diarios, libros, ocio, calendario nuevo, conversaciones familiares...

      Extracto de Momo de Michael Ende:
Hay calendarios y relojes para medirlo [al tiempo], pero eso significa poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eterniadad, y otra, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora
      Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón de los hombres.
[...]Y el verdadero tiempo no se puede medir con el reloj o el calendario

¿Ustedes con qué creen?

            -“La película duró como 40 carcajadas”
            -“Llegamos en 37 besos cortos y 9 largos desde Puebla hasta el DeFe”
            -“Pues ya son como 75 lágrimas derramadas desde que se fue”
            -“He esperado 137 suspiros por volver a verte”
            -"Desde el último "primero de enero" han pasado un corazón roto, dos cardio-reparadores, 4 amistades crecidas, 20 resentimientos olvidados, 2 mascotas, 20 gatos, 1000 y pico comidas deliciosas, miles de lecciones, 450 besos, 300 abrazos, 500 mentiras...

¿Qué diantres importa la cantidad?