09 noviembre 2008

¿Por qué te amo tanto?

Me lo pregunto cada que te extraño, en esos días en donde todo es más urgente que estar contigo. Yo creo que es por tu capacidad de adaptarte a las diferentes situaciones, a los mil y un espacios que se te presentan, eso es lo que más me gusta de tí. No, miento, es tu voz, tu dulce voz la que me doblega: enérgica, triste, suave, alegre, todo depende de la ocasión, y siempre expresando frases intensas de amor, de enfado, de alegría, de terror, de tristeza, de fiesta y frenesí.

        Sí, sé que te he abandonado y que no encuentras en mí lo que tu alma merece, lo lamento en verdad. Y no, no pienses que es por tu hermano mayor, él me gusta desde que lo conozco, lo sabes, pero nunca he intentado nada con él, no me atrevería a destrozarme el corazón nuevamente.

         Vamos, no te preocupes por mí, ya ni siquiera me molesta que otras manos te toquen; es que me gusta verte tan radiante, aún cuando no sea yo quien logre sacar esos suspiros tan profundos de tu ser. Creeme, yo también lo disfruto a mi modo, y lo disfruto mucho.

          Pero no estas molesto ¿verdad?, Claro que no, todavía puedo contar contigo, aún puedo recurrir a tí en los días grises para abrevar en tu consuelo, aún estás dispuesto a brindarme generosamente interminables horas de placer extremo y a terminar los dos envueltos en una danza despojada de todo límite espacial.

          Vamos, juguemos un rato juntos, puedes recargarte en mi hombro, como solías hacerlo, y tú cantarás un poco para mí. Ya sabes, después de un rato todo será casi como en los viejos tiempos...


1 comentario:

Ana Lucía M.M. dijo...

Adris, romántico, ahora me siento tan triste, hasta lloré después de escuchar sur le fil, ¿Por qué abandoné el mio? Me has hecho recordar mi enamoramiento que tanto intenté dormir. Me está viendo desde aquí y creo que suspiró al sentir un poco de esperanza en nuestro amor. ¡No abandonemos nunca a nustros violines!