06 febrero 2009

Amor y ser (1/3)

:: Nota: Como me extendí muchísimo en este post, lo dividí en 3 secciones. Publicaré una por día. ::

He comenzado mi cuarto semestre de la carrera. La verdad no estaba muy preparada mentalmente, pero ps uno se avienta a la aventura y en el camino se da cuenta que ya está adentro; entonces pega un grito de sorpresa, sonríe y sigue caminando alegremente en la corriente.

Desde hace semanas traigo algo atorado y quería escribir sobre eso, pero precisamente porque me estaba haciendo tanto ruido no podía hilar coherentemente las ideas y en el ínterin vomité mi extraña y patética historia de la loca y sus botones (quería que tuviera botones, pero al final de cuentas se los quité). Así que estuve escribiendo, hice lluvia de ideas y casi me ahogo; escribí y reescribí borradores hasta que, por fin, quedó algo medianamente decente y se los comparto aquí.

Todo empezó porque tuve unos lamentables incidentes en vacaciones, donde mi amistad con algunas personas se vio un poco lesionada y con algunas otras está en la tristísima agonía. Al principio me entregué amargamente al fatalismo y mis complejos de cucaracha salieron a flote. Luego, con un poco de calma, comencé a cuestionarme sobre la manera en que llevo mis relaciones interpersonales. Después, machacándole al asunto, surgieron otros cuestionamientos, en apariencia menos personales, sobre el amor.

Basada en mi experiencia personal, he encontrado al amor como un estilo de vida, siempre una decisión, a veces una emanación natural, una de las muchas formas que existen de relacionarnos con otras personas, un sentimiento (textual: algo que se siente, que se experimenta), una guía en el momento de actuar. Pero todas estas formas son expresiones de un amor, digamos, hacia afuera: mi amor hacia mi exterior (personas, animales y hasta cosas). Pero también existe el amor que llega de afuera, aquel que yo no puedo controlar y que sólo recibo con los brazos abiertos: el amor de otras personas por mí.

Así que empecé a coquetear con las preguntas del tipo "¿Por qué Y y W me quieren? ¿por qué yo los quiero a ellos? ¿por qué no me quiere T? ¿qué haría que M, al que apenas conozco, me quisiera? No me importa K, pero igual, tampoco me quiere". En una sola pregunta ¿por qué amamos a algunas personas y por qué no amamos a otras?

Una cosa me llevó a la otra. El SER está profundamente involucrado en nuestro concepto del AMOR. Es considerado "verdadero amor" cuando éste surge por el "verdadero ser" de las personas.

"Eres quien eres, mala, si quieres,
quiero que me quieran como soy"

Ximena Sariñana

Supongo que muchos tenemos ese anhelo: aceptando la individualidad, que nos quieran por "eso" que nos hace diferentes al resto de los humanitos, lo que sólo nosotros tenemos/somos, "eso" que es la mismísima y auténtica esencia de YO, aquello que nos hace más YO que cualquiera; lo que queda después de quitar todo lo que no es YO. O sea, que nos quieran por "el ser" de Yo.

Después de este planteamiento me adentré de lleno al terrible laberinto del pensamiento con la pregunta del millón:

¿Qué coño es el ser?

¿Alguien tiene idea de cómo podemos delimitar al ser? Ya saben, es para decir con toda seguridad "yo soy esto o aquello" sin meter la pata. En primer lugar tendríamos que definir si el ser es constante o cambiante; si es esencial o circunsntancial; si realmente existe una esencia del YO individualista o quizás todos estemos hechos de la misma materia (y entonces esto sería esencialmente humano: ¿esencia o no esencia?).