06 marzo 2009

Consejo práctico #1 para personas de espíritu alterado

De vez en cuando me da ansiedad nocturna. Hijos de ella han sido todos mis post que se publican bajo la etiqueta "insomnio", entre otras cosas que, prudentemente, he considerado "impublicables". Cuando esto sucede mi cuerpo segrega una extraña sustancia que no me permite dormir y tiene mis pensamientos a mil por hora. Puedo escribir, navegar en internet, dibujar, cambiar el diseño de blog, hi5 o myspace, charlar con otros desvelados via MSN, cantar, comer y hasta bailar enérgicamente en el hueco 1x1 de mi cuarto. El frenesí me puede durar desde las 12 hasta las 3 de la madrugada apróximadamente.

Cuando tomo café después de las 6 pm suelo padecer estos lapsus con un toque de temblorina en el cuerpo y una actividad más enfermiza. Por ello mi tía ha hecho lo posible porque no beba café en la tarde pues, al final de cuentas, ella es la que vive todas las excentricidades nocturnas debidas a mi hipersensibilidad a la cafeína.

El miércoles, bueno, estaba más ansiosa que de costumbre e identifiqué mi humor como "ese" que me produce insomnio, pero como debía terminar una tarea decidí tomar café. Digo, para "amarrar".

Consejo práctico #1 para personas con el espíritu alterado:
No mezclen ansiedad y café.


Resultó ser una verdadera bomba estimulante. A las 4 de la madrugada no tenía ninguna muestra de sueño y tampoco la concentración suficiente para empezar la tarea. Así que en el "mientras tanto" estuve bailando, cantando, pululando en internet, entrometiéndome y rayando en los límites de la insensatez con mis actos. Una página que me mantuvo especialmente entretenida fue la de "I can has cheez burger", de donde saque las fotos de gatos que incluyo en este post

-Bueno, esto parecía más simple de lo que es-

A las 10 de la mañana terminé mi trabajo (si, soy lenta... no es el punto) y me fui a clases. A diferencia de las ocasiones en que me desvelaba por trabajos finales, esta vez no sentía ni dolor en la cabeza ni en el resto de mi cuerpo, el piso y los objetos en general no se movian de su lugar y el viaje en pesero no resultó ser un tormento. La primera clase del día la pasé sin nigún inconveniente causado por el sueño porque, de hecho, no había. Lo que sí es que me sentí como en dimensión desconocida porque me puse a pensar que todas las personas ahí (si no estuvieron tonteando en la noche como yo) habían dormido. Lo cual implicaba terminar una jornada y empezar otra ¿se habían puesto a pensar en lo trascendental que resulta ese acto para la forma en que actuamos ante la vida? Durante todo el tiempo que estuve despierta pensé las cosas como se piensan las que pasan en un solo día, de esta manera cuando me refería a cosas ocurridas el día anterior, las refería como si hubieran sido del jueves. O sea, perdí noción del tiempo.

Comí, leí y fuí a la segunda clase, y por ahí de las 5 de la tarde los primeros indicios de somnolencia empezaron a aparecer, pero como estaba a la mitad del curso, hice lo posible por no amodorrarme. La tercera clase afortunadamente terminó temprano y en lugar de regresar a las 9, lo hice a las 8. En el autobús (que más bien parecía ratón loco de feria) medio dormí. Cené (pues tenía hartísima hambre) y finalmente me dormí a las 10 de la noche.

38 horas seguidas sin dormir.

Experimenté nuevas reacciones de mi cuerpo, conocí sus límites y he quedado impresionada. Además entre tanta turbación también marqué los límites de mi propia excentricidad. En un libro que tengo de "experiencias filosóficas" una de ellas es hacer ayuno por un día (no he tenido éxito en mis tres intentos, luego lo cuento), pero creo que todo esto puede ser un símil. El objetivo del otro ejercicio es que la gente analice cómo reacciona ante la falta de alimento: si se siente liberada o si es una tarea verdaderamente dificil... Y ¿para qué negarlo? la verdad lo disfruté. Cuando me develo una sensación de poderío me inspira. Es como las anoréxicas y bulímicas que al no comer sienten más control sobre su vida (o cuerpo)... aunque no creo que las ojeras de mapache les resulten sexies a los chicos (como quizás podría ser con los huesitos de aquellas). En fin, ya es tarde y todavía no recupero las horas insomnes.

1 comentario:

Pachito Rex dijo...

Con esto que narraste me acordé de que por ahí hay un libro escrito por un japonés muy famoso. Esta novela, en cierto pasaje, habla de cómo el personaje principal agarra y se mete a un pozo. Y ahí se queda mucho tiempo, pero mucho. Este aislamiento le produce diversas sensaciones incluso metafísicas. Se aisla, se lleva a sus límites, y se entiende mejor como persona que vive en determinada crisis existencial.

No, no te tires a un pozo... A menos que tengas forma de que alguien te ayude en caso de que se lleven (en México, se roben)la cuerda.

No entiendo cómo le hiciste, yo con un poco de cansancio me duermo en clase.